El árbol de las mentiras de Frances Hardinge – reseñas de cuarentena – 27

A ver: este es un libro densito, oscuro y escrito con lentitud (porque se lee igual un poquito idem). Pero la onda gótica, ominosa (gran palabra: gracias Lovecrafito adorado), viene de perlas a la historia. En un escenario lluvioso y victoriano -a todo corsé- se desarrolla la historia de Faith, nuestra heroína, cuyo papito es un gran naturalista en la previa del boom darwiniano. Y -sale spoiler- el caballero fallece, no se sabe si por propia mano o no. Es entonces que con su Edipo investigativo desatado, la protagonista se va dando cuenta de algunas verdades incómodas respecto a su papi, aparte de cachar mejor el rol de su invisibilizada madre. Y haciendo un zoom back, le saca la foto a la sociedad toda, donde doña Faith figura como una emancipada antes de tiempo, por lo que es considerada -siendo suavecitos- una cabra insolente y levantada, insoportable y que cacha poco del rol de la mujer de su heteronormativa época: poco o casi nulo.

Si alguien leyó a nuestra adorada Calpurnia Tate (se comentó la portada, pero todavía no el interior), se le vendrá a la cabeza ese escenario semejante, algo científico con heroína que quiere evolucionar, a la par de las teorías evolutivas. Pero en “El árbol de las mentiras” el lado científico toma un desvío hacia lo fantástico, con una especie vegetal realmente ominosa (yes!) que le da su nombre a esta maravillosa novela.

La autora, Frances Hardinge, que es descrita por algunas de sus fans como de rasgos élficos (ver foto), es también perpetradora de dos libros que pediremos cuando haya plata: “La voz de las sombras” y “La canción del cuco”, cuyas historias se ven igual de ominosas, la palabra que auspició el programa de hoy.

A ver: este es un libro densito, oscuro y escrito con lentitud (porque se lee igual un poquito idem). Pero la onda gótica, ominosa (gran palabra: gracias Lovecrafito adorado), viene de perlas a la historia. En un escenario lluvioso y victoriano -a todo corsé- se desarrolla la historia de Faith, nuestra heroína, cuyo papito es un gran naturalista en la previa del boom darwiniano. Y -sale spoiler- el caballero fallece, no se sabe si por propia mano o no. Es entonces que con su Edipo investigativo desatado, la protagonista se va dando cuenta de algunas verdades incómodas respecto a su papi, aparte de cachar mejor el rol de su invisibilizada madre. Y haciendo un zoom back, le saca la foto a la sociedad toda, donde doña Faith figura como una emancipada antes de tiempo, por lo que es considerada -siendo suavecitos- una cabra insolente y levantada, insoportable y que cacha poco del rol de la mujer de su heteronormativa época: poco o casi nulo.

Si alguien leyó a nuestra adorada Calpurnia Tate (se comentó la portada, pero todavía no el interior), se le vendrá a la cabeza ese escenario semejante, algo científico con heroína que quiere evolucionar, a la par de las teorías evolutivas. Pero en “El árbol de las mentiras” el lado científico toma un desvío hacia lo fantástico, con una especie vegetal realmente ominosa (yes!) que le da su nombre a esta maravillosa novela.

La autora, Frances Hardinge, que es descrita por algunas de sus fans como de rasgos élficos (ver foto), es también perpetradora de dos libros que pediremos cuando haya plata: “La voz de las sombras” y “La canción del cuco”, cuyas historias se ven igual de ominosas, la palabra que auspició el programa de hoy.

El árbol de las mentiras. Bambú, España. 488 páginas ISBN 9788483435144

Persépolis de Marjane Satrapi – reseñas de cuarentena – 26

Ahora que salió recién, pero RECIÉN, algo más barata (antes puro editada en Norma España, después por el Gili y hoy por los Random), es una maravillosa oportunidad de hacerse con esta magna novela gráfica de مرجان ساتراپی. O sea, de Marjane Satrapi, una dama de Irán que se hizo primero famosa por su obra tan dibujada y luego por la peli derivada que ella mismísima co dirigió. Para quien no haya visto ni la peli ni haya leído los blanquinegros monitos + diálogos, se trata de la vida de la misma Marjane, de su infancia en Irán, de los radicales cambios políticos y religiosos de su país, de su “escape” a Europa y su encuentro con otras culturas (léase rock, conversaciones horizontales y otras yerbas) y tal.

Aparte de esta obra sobre el crecimiento y el desarrollo personal de niña a adolescente, tiene otro par más de bande desinée maestras –“Bordados” y “Pollo con ciruelas”-, pero que entran más en la zona de temáticas del viejismo (aunque iguals, porque le llevan gran talento). Además tiene dos maravillas muy infantiles que, por desgracia, están a precio de comiquería (donde abunda esa gente que sólo mantiene gatos = no pagan ni Isapre ni seguro en la Alemana = otras prioridades) que se titulan “Los monstruos tienen miedo de la noche” y “Ajdar”, que trata de un dragón gigante subterráneo que se mueve, y cuando lo hace todo el mundo queda desarmado en pedazos, menos una niñita que justo estaba en el aire, por estar saltando a la cuerda (argumento maestro, ídola).

Al parecer a nuestra doña de hoy le quedó gustando lo del cine, porque hizo una peli en que unos animales hablan (y el protagonista se cree loquito, “Voces”), y en este año de la peste se estrenaría su biopic de madame Curie que se llama, era que no, “Radiactiva”.

Y si encuentran que Marjane es muy oriental, vayan por “Virus tropical” de la colombo/ecuatoriana Power Paola, que también tiene peli y es más bolivariana. Aunque, para qué estamos: los dolores de crecimiento se dan en todos los husos horarios. Eso.

Persépolis. RHM, España. 352 páginas. ISBN 9788417910334

Mordiscos de Carl Hiaasen – reseñas de cuarentena – 25

¿Cuántos de ustedes han comprado un libro por su portada? Por ejemplo, si no conociera al Fuentes, yo igual habría comprado “Estrella”, lo juro. Y antes de cachar a Nosecuantito Palacio (¿para qué se pone R. J. si se llama Raquel Jaramillo, si además hay que aprenderse el J. R. R. y el George R. R. también, ah?), obvio que me compré “La lección de August” por el dibu (que lo hizo la misma J. R., mira tú). O “La evolución de Calpurnia Tate”, oh, pero que portada más bella y que historia más acorde. Entonces, por lo mismo: cuando uno ve la portada de “Mordiscos” es como si te estuvieran diciendo: oye cáchate, hoy te tenemos comedia cabrito. Y uno va y cae.

La verdad es uno se lee esto en un día (de cuarentena), porque es ultra gracioso y absurdo, con una familia que vive en La Florida (la de Trump, ojo, de donde es oriundo el autor), en una casa hipotecada y con un patio repleto de animales. Serpientes de distinto calibre, una cocodrila huacha de tres metros, cuatro mapaches, algunos monos insoportables y un gato montés en reparaciones. El tema es que por estar quebrados, deben aceptar un pituto satánico: ser asesores animalísticos de un programa televisivo. Y el show en cuestión trata de un sujeto que sobrevive a lo que le pongan, comiéndose lo que encuentre, pero -ya lo imaginarán- es puro teatro. Completa el cuadro una productora televisiva todoterreno con el pelo infernalmente rojo, una compañera de curso del protagonista que anda con el ojo en tinta (tema social, bien integrado a la trama), el piloto gigantón de una de esas lanchas con hélice gigante, un alcohólico con pistola y una variopinta gama de animalejos, que no fueron maltratados durante la escritura de esta novela.

Carl Hiaasen es el autor, periodista y descendiente de noruegos (por eso el apeellido extraaño), que ha escrito libros para vejetes también (por ejemplo, pero tápense los oídos niños, uno que se llamaba “Striptease” y que fue una peli con Demi Moore dieciséis cirujas atrás, cuando era humana). Y en el rubro niños también le hicieron película a “Hoot”, que se llamó “Vecinos al rescate”, y que si la hubiéramos visto antes de comprar “Mordiscos”, ni con la mejor portada del mundo nos habrían convencido, la dura.

Y ya, dí la verdad Rosa: “Mordiscos” no es una joya etrusca, pero tampoco todo tiene que ser comida con fibra y orgánica y cultivada por unos duendecitos buenos en los ciclos lunares. De repente viene bien un atracón de azúcar.

Como dato curioso, en la página 323 hablan de los 33. Oh, pero qué curioso, mira tú.

Mordiscos. Océano, México. 384 páginas. ISBN 9786077356158