Para que luego no digan que uno es como profe de pura historia pretérita impresa, la autora de este libro todavía está viva y se llama Raina Telgemeier. Aquí en Chilito ese nombre no suena a nada, pero en las bibliotecas escolares gringas es como para que te vayas poniendo en la fila de espera, toma tu número, abre el Candy Crush (o caza al Snorlax a tu derecha) y tómate tu tiempo cabrito (o cabrita, o… dejémoslo abierto mejor). Porque sus libros son mega super leídos. Y era que no. Porque crear una novela gráfica (ella es de las que crea al cubo = envidia) en que el conflicto esté centrado en sus dientes (sin dragones, mundos paralelos ni varitas de sauco) es como para quedar boquiabierto (y que se te vean las caries, que a lo mejor te podrían servir para escribir una novela tú, ya que estamos). El libro se llama “Sonríe” y es autobiográfico, retratando ese proceso de crecimiento de quien adolesce (de tontera, decía mi profe de Lenguaje, Castellano en ese entonces) y tomando el trauma de un accidente que le deja las paletas enterradas y que hay que ver cómo rescatarlas, con decenas de sesiones al dentista y extracciones varias, frenillos de distintos tipos y sufrimientos físicos y mentales, propios de la vida escolar (y dental).
Es un libro sencillo y con cero parafernalia, pero ojo que no es una cuestión pausterizada y con el gusto a nada del queso gouda chileno. No. Es una historia que se nota vivida, con personajes queribles y con el despliegue justo a nivel gráfico (escueta + intensa, como las películas del coreano Hong San-Soo, pero sin copete ni idas a moteles). “Sonríe” fue su primer exitazo y sobre el resto de su OBRA, hay uno de amores escolares –“Drama”-, otro autobiográfico sobre lo que dice el título –“Hermanas”-, uno que no cacho –“Agallas”- y uno que se sale un poco de norma y que es ligeramente más hardcore. Se trata de “Fantasmas” y (ALERTA DE MEGA SPOILER) trata de una familia que debe mudarse a la costa porque la hija menor tiene una enfermedad respiratoria irrecuperable. Esto complica a su hermana mayor, mientras los papás intentan hacer lo mejor por ambas. Lo realista del problema base se equilibra y compensa con lo irreal del espíritu mexicano -es Los Ángeles- y el cómo abordan su relación con los parientes muertos. Algo que indefectiblemente pasará en este libro. Brrrrr (y lo conté todo, fueron advertidos).
En fin. Es bueno partir por “Sonríe”, a menos que sea de esos mediadores que buscan libros para “tratar temas” (jaja, de más que alguno está leyendo esto). Y bueno. Hay versiones en ezpañol de editorial Maeva que no están mal (aunque después de sufrir con las de SM del Capitán Calzoncillos -si ¡hasta le eliminaron las faltas de ortografía intencionales del original!- uno queda con trauma linguístico, la dura). En nuestro caso nos quedamos con el español neutro de los libros de la gringa editorial Scholastic. Y con sus precios también, que hacen sonreír (un poco no más, porque igual es un libro salado, oiga. Y como es con monitos, además se lee muy rápido. Eso).
Sonríe. Maeva, España. 213 páginas. ISBN 9788416690237.