Si bien hay poca novela gráfica femenina fuera de Chilito -aunque va en aumento geométrico, yes!-, por acá son aún más escasos los casos. Y cuando sale una obra como “Trazos” de Fernanda Frick, hay que puro sacar la chauchera e invertir. Porque esta dama no sólo es crack en animación -ver su corto “Here’s the plan”-, sino que también le pega al trazo en dos dimensiones y así es cómo nace esta historia. El tema en esta obra impresa es de si seguir los sueños o más mejor venderse a la moledora de carne del sistema, de ser fiel con uno mismo o bajar la exigencia e ir cediendo hasta terminar bien reposadito en tu nicho. Gran tema, que, digámoslo, parte en nuestra tierna y conflictiva adolescencia y que, a veces, nunca se sosiega (el bar que nunca puse, el libro que jamás escribí, bla bla bla etc etc etc).
En fin. La protagonista de esta historia es una gata (en plan humanizado), Simona, que está ahí, en sus veintes, dudando. Porque le encanta dibujar, es talentosa, pero “otros” encuentran que es medio noña kawaii en su estilo y que, además, no es lo suficientemente ambiciosa (eso dicen los que se creen ene el cuento del emprendedors). Entonces, es una trama que también comulga con la de su cortometraje: con ser fiel o no con uno mismo.
Bello libro -tierno, pero nunca bobo-, el que se demoró un kilo de años en hacer (desde por allá, su génesis, en un fanzine del 2010). Pero la paciencia es recompensada: y cáchense que ahora la autora está haciendo una serie para Netflix. Ejemplo, ella.
Trazos. Planeta, Chile. 240 páginas. ISBN 9789569994203