El increíble caso de Barnaby Brocket de John Boyne – reseñas de cuarentena – 24

A este calvito (como uno), John Boyne, todo el mundo lo cacha por esa historia con final macabro del niño con el pijama que no era pijama, a rayas. Y la verdad es que ha escrito lejos mucho más. Y mucha de su obra está marcada -lo dijo él, no yo- por su adolescencia ochentera en una Irlanda mega católica donde ser gay era ilegal (nosotros en Chilito tampoco íbamos muy atrás, una vergüenza. Así que vayan investigando a los políticos que la hicieron difícil y cero voto ¿ok?). La cosa es que John ha escrito para adultos, para niños y para los que están en la mitadita. En el filo de la infancia se encuentra esta maravilla que recomendaremos hoy, en este mes del arcoíris, y que se llama “El increíble caso de Barnaby Brocket”.

En esta historia el niño protagonista nació siendo un problema, porque sus papás son unos malditos convencionales -Alistair y Eleonor- que sólo toleran la normalidad (comillas con los deditos). Entonces, cuando les nace una guagua voladora, no tienen idea de qué hacer (muy metafórico todo, ¿cierto?). Y algo lo intentan, bien de mala gana, hasta que les gana la tontera y, en una escena de crueldad que es para enmarcarla de pura mega mala onda, la mamá del año le raja la mochila a Barnaby. Y el cabro, que no alzaba el vuelo gracias a ese lastre, se va directo a la ionósfera. Es entonces que aparecen los primeros personajes del reparto de diferentes que puebla este libro: una pareja de viejujas -pareja pareja, por si alguien no cacha-, que justo iban pasando por allí en su globo aerostático. Y es a partir de ellas que van aconteciendo las aventuras y encuentros notables con gentes dejadas de lado por la intolerancia, en este libro que es mis favoritos entre los creados por John (y le brilla la pelada, jaja. Le saqué una fotito en la Feria del libro de Guadalajara y ni con filtro polarizador, oye).

Si algún protolector engancha con este libro, puede seguir con una fábula algo oscurita y en clave Pinocho llamada “En el corazón del bosque” (también con portada de Oliver Jeffers, envidia) y luego con un libro que es más para hedionditxs cercanos a la edad de votar, que se llama “Quédense en la trinchera y luego corran”. Esta es una motivante frase que se escuchó a diario en la primera guerra mundial, pesadilla tras la cual un niño anda buscando a su papi, que pensaba estaba RIP, pero no. Y la vida le tiene más amarguraaaaa, con una amiga que termina presa en la isla de Man y tal. Es del verbo triste y si quieren leer el libro para adultos que hizo con el mismo caldo base, allí está “El pacifista”, donde también ejecutan a un adolescente soldado alemán que aparece en ambos libros (pobre, lo matan literariamente al cuadrado, snif snif).

En fin. John nos cae súper bien y por lo mismo nos cargó cuando le hicieron bullying por haber escrito “El nombre de mi hermano es Jessica” y le dijeron que no podía cachar realmente la problemática transgénero, a lo que él respondió: “Si uno escribiera sólo de lo que sabe, sería pura biografía”. Toma.

El increíble caso de Barnaby Brocket. RHM, España. 256 páginas. ISBN 9788415594062

El diario de Adrian Mole de Sue Townsend – reseñas de cuarentena – 23

Aunque la idea es recomendar libros para lectorxs entre 14 y 18, el protagonista de este libro tiene 13 ¾ pero igual califica. Porque este cabro de apellido Topo (bueno, uno es Cabezas y ha aprendido a vivir con ello) es tan re divertido y ocurrente, que es como un Papelucho brit con un papá que se “divierte” dándole copete al perro (mal), una mamá que anda puro mirando pal lado (a un vecino, mal también) y con la vieja satánica de la Tatcher al mando del país (peor aún). Entonces, cuando sus compromisos de año nuevo son:

Ayudaré a los ciegos a cruzar la calle. /Colgaré mis pantalones. /Volveré a meter mis discos en sus fundas. /No empezaré a fumar. /Me portaré bien con el perro. /Ayudaré a los pobres. / y Después de tener que aguantar anoche los ruidos repugnantes que venían de abajo, he jurado también que jamás beberé una gota de alcohol.

ahí uno sabe que está frente a una obra maestra de la locuacidad, el ingenio y la mejor literatura (o sea, no fome). Y aunque uno sabe que la Sue Townsend igual escribió hartos más libros de este personaje (siete en total), hay que conformarse que en castellano se encuentra el primerísimo no más (y, gracias a Jebús, en un español menos ezpañol que el de “The sisterhood of traveling pants”, que quedó convertida en “Verano en vaqueroz”, pardiez). Entonces, a buscarlo y leerlo. Y no escribo más, porque hoy no tengo más ganas. Chaíto.

El diario de Adrian Mole. Planeta, España. 328 páginas. ISBN 9788408090755

Artemis Fowl de Eoin Colfer – reseñas de cuarentena – 22

¿Por qué en Chile este personaje no es un hit? Una teoría (mía) es que los primeros tomos de esta saga llegaron en tapa dura y a un precio que ni lo sueñes. Después algún genio de la editorial (o por error, sería mucho más probable) comenzó a importar las versiones más baratas, pero fue como en el tomo tres (tipín “El cubo B”) y ya muchos probables lectores se habían perdido en el camino. Además en esa misma época muchos nos vacunamos con “Airman” del mismo autor -el Eoin Colfer-, una cosa medio histórico fantasiosa con olor a Verne (con chorromil páginas), y nos maravillábamos (suena pomposo, pero iguals) con un libro que requetecuesta encontrar, que se llama “La última oportunidad”, sobre una cabrita algo adolescent/rancia que tiene que volver exprés a la Tierra a redimirse, porque tiene empate de puntaje entre Cielo y Abajo (obra maestra, en serio, pero casi de colección). Y mientras tanto, íbamos leyendo los ocho tomos de este anti héroe que les encanta comparar al Potter, pero no. Artemis Fowl es malo. Y eso es lo entrete.

Artemis II (porque su papá millonario y desaparecido es el número uno) tiene un CI tan grande como su maldad y ambición. Lo cuida y protege Mayordomo (ese es su apellido, ja), que sabe disparar, patear, sacarle brillo a la platería, hacer sopita de pollo y eso. Entonces, este geniecillo del mal se da cuenta de que en el submundo hay muchos seres fantásticos y harto fantástico oro, por lo que se las pone difíciles a estas criaturas (con inteligencia + fuerza, como eso de habla suave y lleva un garrote), entre las que destacan la poli Holly Canija, el centauro geek Potrillo y un enano cleptómano que puede avanzar por el subsuelo comiendo tierra y expulsándola por imaginen donde, y que se llama Mantillo Mandíbulas.

Como Eoin fue profe, de más que por eso conoce a su público (cabros de porquería) y lo mantiene entretenido. Hay mucho jaja y fantasía y personajes graciosos (como la mamá loquita de Artemis, o la que se convierte en su némesis y después no, Minerva, aparte del tecno Jon Spiro y del profe Kronski, líder extincionista). La saga no guatea y, por lo mismo, ¿para qué leer su versión en comic, ah? Y viene película Disney, por lo que hay carrera contra el tiempo para leer y luego ponerse troll. O no.

Artemis Fowl. Montena, España. 288 páginas. ISBN 9789509080003