La danza de los esclavos de Paula Fox – reseñas de cuarentena – 15

A ver, la mamá de este libro es también abuela de Courtney Love (la del grupo punk Hoyo), para que les vaya quedando en claro la chichita que van a tomar. Doña Paula Fox es una escritora DURA, que fue admirada en su época -antigua- por sus libros para vejetes y que también fue muy premiada por lo que escribió para los menos viejos (hasta con medallas). Y durante años no fue muy pescada por la intelligentsia, hasta que vino el Jonathan Franzen (ese que puro escribe libros como para cuarentenas, que pesan como dos kilos) y dijo: cabritos, reediten a esta abuelita, porque es crac. Lo dijo y así fue, a finales del siglo pasado.

Entonces, si usted es de aquellos que cree que la LIJ no es algo serio, las editoriales fancys andan reeditando a la doña Fox (que se nos fue hace como tres años atrás). Y si sigue pensando que es demasiado inteligente, ahí también está el mejor de Franzen, “Las correcciones” (los otros no los leí, porque sufrí un kilo con este porque NUNCA se terminaba y era tan re bueno, que confiaré en la leída opinión de terceros sobre los otros. Eso).

En fin. Que la fama reeditable de Paula Fox no es igual de eficiente con su obra juvenil. Y si mi intención era recomendar “La cometa rota”, les diré que es mucho más fácil encontrar un reemplazo para ministro de salud. Esta novela breve trata de un niño que descubre un doble secreto de su padre, quien vive separado de él y su mamá, en una casa en la playa. Uno: que está a punto de morir de Sida. Y dos, que no se contagió por una aguja infectada. Entonces, se trata de un libro directo y arriesgado, considerando -además- que fue publicado a mediados de los noventa, ojo.

Pero ese cuesta mucho encontrarlo, poh. Entonces, vamos por uno que está algo más facilito y que los dejará tan felices y animados como después de ver “La tumba de las luciérnagas” (están advertidos, que Ghibli no es puro jaja). Y se trata de “El baile de los esclavos”. El protagonista es un cabro chico que toca el flautín en las calles de Nueva Orleans y que es raptado por unos traficantes de esclavos. La razón es una bien extraña: lo quieren para que toque música en su barco, para que los esclavos salgan a bailar a cubierta. No es por buena onda de estos miserables esclavistas, sino para que no se mueran tantos de los prisioneros por inanición durante el lago viaje.

Como el libro es más bien realista, no se esperen un final buena onda. Digamos que para educar el paladar lector para todo tipo de sabores, este viene perfecto para aprender a cachar el amargo. Eso.

La danza de los esclavos. Noguer, España. 140 páginas. ISBN 9788427901414.

Las cien noches de Hero de Isabel Greenberg – reseñas de cuarentena – 14

Bueno, sucede que a veces uno se cansa de ser hombre. Y no como ese poeta tan extravagario -y tan padre del año-, sino del género. Y eso pasa por leer “Cómo acabar con la escritura de las mujeres” de Joanna Russ, una dama aguerrida que uno conocía por su marcianísimo libro de ciencia ficción “El hombre hembra”, pero que en este macabro ensayo de 1983, y recién traducido, da cuenta de cómo los blancos heteronormativos -hombres, ay- han dejado fuera del canon, de la academia, de las editoriales, del librero, de la crítica, de los premios y de cualquier lado a las escritoras. Cuando uno lee los argumentos -como que son tan increíbles, que no dejan huella. O que sus libros se escriben solos-, por suerte uno se acuerda que en 1983 era un bebé de pecho (jo, mentira, pero tenía influencia = cero en la vida) y que debe ayudar a cambiar este escenario HOY. Y el grano de arena, aparte de recomendar a harta escritora maravillosa (aunque a lo mejor quién sabe cómo son en la vida real, pero sus librxs sí son de maravilla), es que uno después del libro de Russ queda con ganas de leer “Villette”, novela menos conocida de una de las hermanas Bronte (las Borrascosas), o de buscar la última novela gráfica de ISABEL GREENBERG (así, en GRANDE, porque es GRANDE), que toma precisamente la historia de estas hermanas en “La ciudad de cristal”.

Pero como “La ciudad de cristal” acaba de salir en España y todavía no llega (porque por allá siguen con barbijos, chaval), lloraremos amargamente mientras vamos con la recomendación de hoy, su “Las cien noches de Hero”.

El primer libro de esta artista completa (le hace al relato dibujo + letra) es una rareza que a uno lo deja en plan paralelo. Porque se trata de una cosmogonía completita inventada por ese pechito, en glorioso blanco y negro y algún colorcillo por ahí, con aires árticos y también feminísticos, titulada “La enciclopedia de la Tierra Temprana”. La verdad es que el riesgo que corre es gigante, por lo que el logro es superior. Es como mandarse un mini Popol Vuh o un Mahabharatito, un relato de la creación del mundo, con subtramas, personajes divinos (hay hartos con cabeza de pájaro) y ultra terrestres, todo con una elegante escasez de color. Ya con este libro, GREENBERG debe ir en mayúsculas. Y con su segundo libro, llega a dar susto leer el tercero que falta, porque es tan igual de bueno que el anterior que se la puso difícil ella solita no más.

“Las cien noches de Hero” se desarrolla en el mismo escenario maestro de la Tierra Temprana y es un relato en clave de “Las mil y una noches”. La gran diferencia es que la narradora, que debe salvar el pellejo dejando el rating en vilo cada noche, tiene a una peor es nada en la corte. Y su fantasía desatada viene con historias en que la luna baja a la Tierra, con grupos de narradoras secretas y con salchichas envenenadas, todo bien antipatriarcado todo el tiempo. Entonces, no sólo tenemos fantasía en extremo, sino también una heroína de la letra L del colectivo, lo que viene bien para ir cambiando las lecturas de lxs adolescentes ¿me comprendes Mendes?

A modo de canapé, va un link del primer capítulo. Corre el link y mañana vamos con el libro 15.

Las cien noches de Hero. Impedimenta, España. 224 páginas. ISBN 9788417115135