Trazos de Fernanda Frick – reseñas de cuarentena – 32

Si bien hay poca novela gráfica femenina fuera de Chilito -aunque va en aumento geométrico, yes!-, por acá son aún más escasos los casos. Y cuando sale una obra como “Trazos” de Fernanda Frick, hay que puro sacar la chauchera e invertir. Porque esta dama no sólo es crack en animación -ver su corto “Here’s the plan”-, sino que también le pega al trazo en dos dimensiones y así es cómo nace esta historia. El tema en esta obra impresa es de si seguir los sueños o más mejor venderse a la moledora de carne del sistema, de ser fiel con uno mismo o bajar la exigencia e ir cediendo hasta terminar bien reposadito en tu nicho. Gran tema, que, digámoslo, parte en nuestra tierna y conflictiva adolescencia y que, a veces, nunca se sosiega (el bar que nunca puse, el libro que jamás escribí, bla bla bla etc etc etc).

En fin. La protagonista de esta historia es una gata (en plan humanizado), Simona, que está ahí, en sus veintes, dudando. Porque le encanta dibujar, es talentosa, pero “otros” encuentran que es medio noña kawaii en su estilo y que, además, no es lo suficientemente ambiciosa (eso dicen los que se creen ene el cuento del emprendedors). Entonces, es una trama que también comulga con la de su cortometraje: con ser fiel o no con uno mismo.

Bello libro -tierno, pero nunca bobo-, el que se demoró un kilo de años en hacer (desde por allá, su génesis, en un fanzine del 2010). Pero la paciencia es recompensada: y cáchense que ahora la autora está haciendo una serie para Netflix. Ejemplo, ella.

Trazos. Planeta, Chile. 240 páginas. ISBN 9789569994203

Nada de Janne Teller – reseñas de cuarentena – 31

Uuuuh, pero que pedazo de libro. Y era muy difícil de encontrar, hasta que Planeta lector lo sacó a fines del año pasado en formato escolar y a precio ídem ($6.800 en Buscalibre). El tema es que hubo alguien en esa editorial que tomó el tremendo riesgo (gracias), porque si algún profe o bibliotecario o prescriptor recomienda este libro, digamos que tiene que hacerse a la idea: no será fácil. Porque mientras los lectores adolescentes se encontrarán sorpresivamente con una historia hardcore harto inédita en la LIJ, sus respectivos progenitores podrían reaccionar de otra forma si la leen (aunque les bastaría con la sinopsis para ir juntando leña). Y digamos que eso fue lo que pasó en algunos países de Europa harto más abiertos de mente que nuestra isla larga y estrecha, donde “Nada” fue requetecensurado.

La autora, Janne Teller, se ha dado un par de vueltas por Chilito, pero la han pescado poquito (injusticia pura). Tiene otros libros bien interesantes, como “Ven” y “Guerra”, pero son los protagonistas adolescentes los que hacen de “Nada” un libro que pudiera interesarle a los hormonales aquellos.

La trama parte con uno de ellos que, de improviso, se pone full existencialista y decide que nada vale la pena, que todo es un mero simulacro. Es entonces que este pequeño Sartre + Camus se sube a un árbol, desde donde va repartiendo y sembrando sus ciertas incertezas entre los compañeros que pasan caminando a su sombra (tal vez por eso la imagen de la portada, aunque de zen nipón la trama, nada). Todo esto, que ya es un poquitín angustiante -porque en un mal día, de más que comulgamos con don ciruelo-, va permeando a la chiquillada, quienes cranean una inusual forma de cargar de sentido a la vida.

Y en ese instante que se jode todo, porque sin ni pasar por el sueño, todo se vuelve pesadilla. O sea, “El señor de las moscas” es como paseo de kínder comparado a la espiral de “Nada”. Aunque ya es sabido: donde está el peligro, crece lo que salva (aunque citar a Hölderlin sea un poquitín Warken, en fin).

Nada. Planeta, Chile 2019. 176 páginas. ISBN 9789569962899.

Las puertas del infierno de John Connolly – reseñas de cuarentena – 30

¿Se quieren reír? Bueno, el autor de este libro comedioso y sobrenatural, John Connolly, es más conocido entre los vejetes por su saga policíaco/sobrenatural protagonizada por Charlie Parker y un poquito menos por la de su Hieronymus “Harry” Bosch (GRAN serie en Amazon, por siaca). Pero aparte, John (que anduvo en Chile, regalando unas chapitas ¡que tengo!) es autor de otra serie de la cual sólo se ha traducido el primer libro: “Las puertas del infierno” (los otros, “The infernals” y “The creeps”, ni de casualidad). La trama se desarrolla en paralelo y a la distancia entre un colisionador de hadrones que tiene una grieta y un grupo de ociosos de los suburbios que encuentran de lo más chistoso invocar a Satanás, abriendo las puertas del título. Y como es un libro jocoso/siniestro, algo pasa, con una consiguiente plaga de zombis del cementerio cercano a la iglesia del barrio donde vive Samuel Johnson, protagonista de esta trilogía, junto a su perro salchicha Boswell (de él tengo una chapita, precisamente) y con la ayuda complementaria de un demonio que no es tan malo (es ficción).

Aparte de jajajearse mucho con este libro, hay que consignar que se lee de un tirón. El otro volúmen para jóvenes de Connolly es más estilo de los cabros de La otra LIJ (grupo de estudio del tema, síganlos, son mega activos y combativos y grandes lectores), o sea, con más simbolismo, oscuridad y su pizca de trauma infantil del tipo “¿Por qué tengo que hacerme cargo de mi hermanoooooo?”. Es un mega libro, complejo y lleno de capas, que fue editado por Oniro hace mucho tiempo (y ¿a quién le pase esa copia y no me la devolvió?) y hace muy poquito por Tusquets. Pero no se confundan con la tapa negra esa: no es para adultos, aunque infantil -Luis Sepúlveda, por ejemplo- Tusquet publique poco y nada (y a precios demasiado adultos).

Entonces, si su opción es la ironía azufrosa, libro uno. Si es hacer una tesis de doctorado, el dos.

Las puertas del infierno. Ediciones B, España. 304 páginas. ISBN 9788466645317